Cuento modernizado
Caperucita Roja
Había una vez… Bueno mejor
dejémonos de tanto cuento y vayamos a lo importante. Como iba diciendo, María
de las Caperucitas Rojas era una de las influencers más conocidas de España,
colaboraba con muchas marcas y todas las niñas querían vestir como ellas, tener
su cuerpo, su cara, su personalidad… En fin querían ser ella.
Una mañana soleada María de las
Caperucitas Martínez Rojas estaba haciendo un shooting llamado LaMaryxZara,
todo iba de maravilla hasta que su madre le dijo que mañana tendría que ir a
visitar a su abuela, que estaba muy malita y tenía que ir a verla. A María no
le gustaba mucho la idea, pero al menos podría visitar Italia, y hacerse fotos
chulísimas y llamar a sus amigas para que se enterasen de donde estaba, así que
al final no le parecía tan mal plan.
Al día siguiente, ya estaba en
el aeropuerto con todo listo para irse, se despidió de su familia y amigos y se
montó en el avión. Cuando llevaban 15 minutos, se escuchó un ruido muy fuerte,
todo el avión empezó a gritar y apareció un hombre con un pasamontañas. Este
amenazó con matar a todos y también dijo que tenía bombas y que no dudaría en
activarlas si alguien no hacía caso. Media hora más tarde, una mujer que iba
con dos niños pequeños dijo que si podía ir al baño y el secuestrador se volvió
loco y le amenazó con la pistola. Y de un momento a otro como si de un espíritu
se tratara, María se levantó y empezó a hablar con él. Al final le consiguió
convencer y pudieron arrestarlo.
Cuando llegó a casa de su
abuela, le contó lo sucedido y que se sentía diferente, como más madura.
Gracias a lo ocurrido empezó a valorar las cosas,
se dio cuenta de que tenía que
valorar mucho más las cosas no materiales como poder disfrutar tiempo con su
abuela, su familia y sus amigos que al final eso es lo más importante.
LUCÍA 3º B
UNA VICTORIA INESPERADA (final alternativo de “La bella durmiente”)
En ese momento el príncipe
miró hacia arriba. La malvada Maléfica se había convertido en un dragón; lo
miró con sus vacíos ojos verdes y escupió fuego. Él lo esquivó como pudo y se
acercó rápidamente a la dragona clavando la espada directa donde debía estar su
corazón. Maléfica alzó el vuelo malherida: parecía intentar descansar un
momento por la herida. El descomunal dragón se apoyó en la torre donde Aurora
descansaba sin posibilidad de despertar, pero, una vez allí, la torre empezó a
caer por el peso extra del dragón.
Al príncipe se le encogió el corazón al ver
aquello. La recia torre se desmoronaba como si fuera de arena y Maléfica trató
de alzar el vuelo, pero las piedras rasgaron sus alas y la hicieron caer. El
príncipe miró el montón de escombros sin creer lo que pasaba aún, había ganado
pero… la princesa estaba muerta.
“¡No!” se dijo él acercándose
a las ruinas cuando vio una blanquecina mano saliendo de los escombros
“no,nononono” dijo el príncipe mientras desenterraba de los escombros el cuerpo
muerto de la princesa “¡NOOOOOooo!”
Su grito de dolor se
convirtió poco a poco en un suave sollozo. Algo de repente saco al príncipe de
su tristeza: un pequeño ruido que no sabía por qué le ponía los pelos de punta.
Entonces de las ruinas de la torre se alzó una oscura figura, Maléfica. Tenía
el cuerpo lleno de heridas, uno de sus cuernos estaba roto y la coraza que
llevaba por su estómago se rompía como cristales, sobre todo donde el príncipe
había clavado su espada. Sus imponentes alas estaban hechas jirones y de sus doloridas fauces salían llamas del
tamaño de cinco hombres.
El príncipe palideció pero no pasó mucho antes
de que su miedo se convirtiera en furia, con un gesto rápido cogió su espada y se preparó para la batalla. La bestia
embistió hacia él agarrándolo con sus dientes, podría habérselo comido pero no
lo hizo. Ella le lanzó al suelo y el
príncipe se levantó como pudo: había caído en una mala postura, su brazo ardía
de dolor y su boca sangraba. Entonces la bestia le hizo mirarla:
-
- Dime, ¿te rendirías príncipe?
- - Preferiría arder en el
infierno- dijo él lleno de furia.
- - De acuerdo entonces príncipe.
La dragona lo inmovilizó en
el suelo antes de que él pudiera pensar, su sangre verde brillante caía en su
piel quemándola y el príncipe no pudo evitar gritar de dolor. Maléfica arrastró
una de sus garras por la piel del príncipe, con cuidado de no matarle abrió su
pecho y escupió fuego en los restos agonizantes de él. Con una maquiavélica
sonrisa se alejó del macabro escenario.
EVA, 3º A
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