jueves, 2 de mayo de 2019

Cambiemos los cuentos


EL CENICIENTO Y LA PRINCESA:

Érase… bueno no, eso está ya muy visto. Un día rancio como otro cualquiera el ceniciento salió de su triste pueblo a comprar pan, mientras tanto la princesa desesperada solo buscaba príncipes con los que casarse y llenar su vida.
El pobre chico caminó cerca del chalet de la famosa princesa y vio carteles de una próxima fiesta allí, en la que irían miles de famosos. Muy triste éste se marchó pensando en que nunca podría ir a una fiesta como esa. Llegando a casa se cruzó con el loco del pueblo y éste le ofreció galletas mágicas las cuáles le hacían cambiar de apariencia durante un rato, concretamente hasta las doce de la noche.

Ceniciento llegó a casa, sus hermanastros y su padrastro estaban allí, como siempre burlándose de su mala suerte y haciéndole trabajar, y le dijeron que ellos irían a la fiesta a la que tanto deseaba ir él, así que corriendo fue a comerse las galletas justo cuando los tres se marcharon a la fiesta.
Después de eso, el loco del pueblo apareció de nuevo nadie sabe cómo … en realidad saltó la valla… y le dijo:
- Mírate al espejo y mira tu bicicleta
Por arte de magia se convirtió en un Ferrari y el Ceniciento, muy contento, se fue a la fiesta con su nueva apariencia y su nuevo coche.
Estando allí la princesa se fijó en él y al poco tiempo se tuvo que marchar ya que tenía que bailar con su apuesto prometido. Ceniciento fijó su mirada en el hermano de la princesa, llegaron las 12 y se tuvo que ir y, como salió corriendo perdió la chaqueta… la cual la princesa intentó devolver a su dueño.
Hasta encontrarlo no estuvo tranquila, y él se lo agradeció con un gran abrazo. Entonces, le preguntó:
-         Por cierto… ¿y tú hermano? ¿Cómo está? … Es que me acuerdo mucho de él… me puse nervioso al verlo y salí espantado… Sentí que unas mariposas revoloteaban en mi barriga cuando él fijó la mirada en mí.

 La princesa, después de llorar unos 15 segundos, decidió seguir buscando príncipe y le propuso a su hermano una cita con Ceniciento, ya que vio que podría surgir una nueva pareja en la familia.
La cita se dio lugar, pero Ceniciento mató a las mariposas de la barriga: el príncipe era súper egocéntrico y no dejaba de hablar de él y de sus tonterías. La cita salió mal y Ceniciento volvió a casa con sus hermanastros, esperando que otro príncipe viniera a salvarlo de aquella aburrida vida.

ARACELI Y ANA, 3º C

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