EL
CENICIENTO Y LA PRINCESA:
Érase…
bueno no, eso está ya muy visto. Un día rancio como otro cualquiera el
ceniciento salió de su triste pueblo a comprar pan, mientras tanto la princesa
desesperada solo buscaba príncipes con los que casarse y llenar su vida.
El
pobre chico caminó cerca del chalet de la famosa princesa y vio carteles de una
próxima fiesta allí, en la que irían miles de famosos. Muy triste éste se
marchó pensando en que nunca podría ir a una fiesta como esa. Llegando a casa
se cruzó con el loco del pueblo y éste le ofreció galletas mágicas las cuáles
le hacían cambiar de apariencia durante un rato, concretamente hasta las doce
de la noche.
Ceniciento
llegó a casa, sus hermanastros y su padrastro estaban allí, como siempre
burlándose de su mala suerte y haciéndole trabajar, y le dijeron que ellos
irían a la fiesta a la que tanto deseaba ir él, así que corriendo fue a comerse
las galletas justo cuando los tres se marcharon a la fiesta.
Después
de eso, el loco del pueblo apareció de nuevo nadie sabe cómo … en realidad
saltó la valla… y le dijo:
-
Mírate al espejo y mira tu bicicleta
Por
arte de magia se convirtió en un Ferrari y el Ceniciento, muy contento, se fue
a la fiesta con su nueva apariencia y su nuevo coche.
Estando
allí la princesa se fijó en él y al poco tiempo se tuvo que marchar ya que
tenía que bailar con su apuesto prometido. Ceniciento fijó su mirada en el
hermano de la princesa, llegaron las 12 y se tuvo que ir y, como salió
corriendo perdió la chaqueta… la cual la princesa intentó devolver a su dueño.
Hasta
encontrarlo no estuvo tranquila, y él se lo agradeció con un gran abrazo.
Entonces, le preguntó:
-
Por
cierto… ¿y tú hermano? ¿Cómo está? … Es que me acuerdo mucho de él… me puse
nervioso al verlo y salí espantado… Sentí que unas mariposas revoloteaban en mi
barriga cuando él fijó la mirada en mí.
La princesa, después de llorar unos 15
segundos, decidió seguir buscando príncipe y le propuso a su hermano una cita
con Ceniciento, ya que vio que podría surgir una nueva pareja en la familia.
La
cita se dio lugar, pero Ceniciento mató a las mariposas de la barriga: el
príncipe era súper egocéntrico y no dejaba de hablar de él y de sus tonterías.
La cita salió mal y Ceniciento volvió a casa con sus hermanastros, esperando
que otro príncipe viniera a salvarlo de aquella aburrida vida.
ARACELI Y ANA, 3º C
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