Iba
paseando por la calle cuando me encontré un anillo en una casa abandonada, era de diamante,
brillaba mucho y me lo guardé. A lo lejos, en la ventana, había un hombre
asomado, y al lado de la cancela estaba el nombre de la casa: Villa Locura. Saqué de mi estuche una linterna para
alumbrar porque estaba muy oscuro, y, como tenía hambre, empecé a comer una galleta de
chocolate.
Tiré
el papel a una papelera que había en un árbol. Me decidí a entrar en la casa, primero
estaba la entrada y a continuación el salón en el que había un sillón, una
chimenea y un cuadro de una niña llamada Eva.
Salí
de allí y subí a la planta de arriba. Entré en un cuarto que por las cosas que
había allí parecía el cuarto de una niña, sería de Eva. También tenía
una tortuga de
mascota. Salí y fui a una especie de aula de colegio con pizarra y todo y en la que
ponía “da un beso
aquí y la pizarra se borrará sola”.
Me fui de allí y al día siguiente lo conté
todo en el instituto y
me llevé el anillo; todos lo observaron ya que tenía un pájaro dibujado. De
repente el niño que lo tenía en la mano lo lanzó al esternocleidomastoideo de su compañero y se partió el anillo.
Machari
Babiano Mora.
Una niña llamada Luía se
levantó un día, se lavó la cara y se le cayó el anillo
por el desagüe. Entonces, le entró la locura: salió corriendo a su
habitación, miró en el estuche a ver si estaba, por si acaso era un
sueño, pero no, fue a contárselo a sus padres, pero ellos les dijeron que lo
buscarían después de comer.
En cuanto que terminó de comer fue a buscar a
su amiga Eva, que estaba colgada de un árbol al que le rodeaba un
lago lleno de tortugas. Así que Eva consiguió bajar del árbol,
fueron a casa de esta para idear un plan. Dibujaron una táctica en la pizarra.
Iban a hacer el plan al salir del instituto, pero no se acordaba que
había quedado con su amigo, con lo que fue corriendo a la cita y le dio un beso.
Volvieron a casa de Eva
y empezaron el plan, al salir de la casa un pájaro se le cagó en la
cabeza a Lucia y fue a lavarse, se cayó y se dio en el esternocleidomastoideo
y se lo partió, fueron al médico y al
despertarse allí, vio su anillo en el dedo de su hermana, que lo había
sacado del desagüe.
Francisco Javier Betanzos Carmona
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