jueves, 4 de octubre de 2018

Cuento con palabras



Iba caminando por la calle, mirando al suelo y me encontré un anillo precioso con un diamante, estaba tirado, no sabía qué hacer, parecía muy valioso. “¿Debería dejarlo en una comisaría?” Cuando llegué allí, lo que vi fue totalmente una locura: Había un estuche tirado en el suelo con un montón de lápices de colores desgastados y todo el suelo pintado con rayones y garabatos. ¿Qué estaba pasando allí? Pregunté si había alguien, se escuchó un ruido de detrás de una puerta entreabierta, la abrí de golpe y todos los policías estaban comiendo, cada uno tenía un cuenco con un dibujo de un árbol, se parece a uno que tuve yo de pequeña. Estaban comiendo muy concentrados sin apartar la cara del cuenco. Entonces dije:
- ¿Hola? Eh… Mi nombre es Eva… Me he encontrado este anillo tirado, ¿Dónde lo dejo?-
De repente un policía sacó de su bolsillo una tortuga y dijo:
-Ella también se llama Eva.- y siguió comiendo. Todos ignoraron lo que dije, así que dejé el anillo sobre una mesa de madera que estaba bajo una pizarra y me fui de allí
Aún no me creo lo ilógico que fue cuando aquel policía sacó la tortuga, y que encima se llamase como yo. Como eran las ocho menos cinco, me fui corriendo al instituto porque llegaba tarde. Un pájaro me miró desde un árbol, bajó, y me susurró al oído:
- Patata-
Yo estaba confundida, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué la gente estaba tan extraña? ¿Por qué un pájaro me había hablado? Cuando entré en clase estábamos dando los trabalenguas, y un niño dijo:
- ¡Esternocleidomastoideo!-
Yo pensé que eso era solo una palabra complicada y no un trabalenguas. De repente todo me parecía tan absurdo… ¿Estaba soñando o simplemente   el día estaba siendo demasiado raro?
Y me desperté.
                                                                  Anónimo

 


Había una vez una exploradora que buscaba un tesoro: Era un anillo que decían que era mágico. Siguiendo un mapa encontró una ciudad donde decían que se encontraba el preciado tesoro. Así que, por la ciudad en un barrio prácticamente abandonado, encontró una casa que estaba literalmente tumbada. Era una locura que nadie se hubiese fijado antes en el extraño edificio. Entró por una ventana y allí tirado en suelo, o en la pared dependiendo del punto de vista, había un estuche de piel de un  animal que no lograba reconocer. Con cuidado fue abriendo el estuche hasta encontrar una pequeña llave. Mientras exploraba la casa comía un poco para reponer energías.
Al final se encontró con una trampilla en la pared/suelo. La trampilla no parecía ser una ventana además tenía un dibujo de un árbol, por lo que Eva supuso que había sido construida después. Con la llave pudo abrir sin problemas la trampilla. Entró por ella para encontrar una especie de templo subterráneo. Fue andando por unos largos pasillos llenos de jeroglíficos con todo tipo de animales.


                                               Anónimo

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