jueves, 27 de septiembre de 2018


El anillo: la misión.




Érase una vez un anillo que tenía un rubí rojo que 

brillaba mucho.

Pensaba que era una locura mía, pero no, estaba justo 

allí rodeados de púas.

Lo intenté coger con el estuche pero no llegaba muy 

bien. Tras muchos intentos lo conseguí coger y lle

vármelo. Después nos fuimos los que lo habíamos 

planeado, a comer y a despejarnos.

El diamante era más duro que un árbol. Eva que era mi 

espía que corría como una tortuga pero pensaba como 

nadie, seguía con su plan. Este lo habíamos dibujado en 
la pizarra y, como iba bien, una de las espías de la 

emoción me daba muchos besos en la cara.

Me desperté y mi madre me dijo que tenía que ir al  

instituto. Al llegar me encontré con una amiga que tenía 

un nido de pájaros por pelos. En la clase de biología 

dimos el esternocleidomastoideo y me sonaba muy raro 

. Al final ni hubo misión, ni era épico.
Sólo era un sueño.


DANI , 3ºA

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