Me llamo Carlos. Yo era el discapacitado del que todos los tontos de la clase creían que era “el tonto de la clase”, pero era muy listo: me iba bien la vida, la chica que me gustaba me hacía caso, sacaba buenas notas y tenía muchos amigos, pero un día.. Iba con mi mejor amigo por la calle y de repente, vimos una telaraña con una araña en la acera, y mi amigo me dijo: “Písala tú”.
Yo le dije que vale. Cuando iba a pisarla saltó la araña, se
pegó y después, obviamente, me picó.
¿Os suena a ese superhéroe, verdad? Pero era un poco diferente y los súper poderes los usé de modo diferente.
Para empezar yo no ocultaba mi identidad, se lo conté a todos
incluso a los tontos de la clase y a la chica que me gustaba y ya veréis cómo
ayuda, porque obviamente era lista, rápida en educación física y, sobre todo, buena persona. Pero bueno... basta de hablar de amor. Los que ya sabéis, crearon con la pocas luces
que tenían un plan maléfico, terrorífico y yo qué sé qué más. El dichoso plan
era muy muy pero que muy acosador: ¡iban a degollar a mi mejor amigo!
No sabían que mi amigo era muy listo y el plan daba pena, se
notaba un montón y la chica que me gustaba me lo dijo, y también me dijo que lo
de la araña no le sorprendía, porque ella también tenía lo mismo. Obviamente me
quedé muy rayado, pero no era tiempo para amores... el plan iba a ejecutarse ya de
ya. Os dije que los súper poderes los
usé de forma diferente: como se creerían que era un tarugo los derroté fácil y luego
ya había tiempo para amores. Así que me declaré
aunque, como en toda buena historia de súper héroes, quedamos como amigos en la primera
parte...
A ver en la segunda…
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