lunes, 23 de abril de 2018

NO ESPERABA A NADIE, ENTONCES ABRIÓ LA PUERTA...




No esperaba a nadie. Entonces, abrió la puerta.
Lo dejé claro esta mañana, quería estar solo. Arg! Cómo odio a la gente cotilla. No sé quién era esa persona, ya que le cerré antes de que entrara. Escuché un quejido detrás de la puerta. ¡Maldición! Ahora debe olerse desde fuera, el estupefacto hedor que asfixia esta habitación.
Aún no había acabado con aquellas personas, si es que aún quedaba algún cuerpo sin tocar. Podía buscar alguna excusa y salir a ver quién era sin que me pillara, pero, ¡joder!, ¡estoy cubierto de sangre, jugos y un horripilante olor! ¿Qué pasará si la última persona que me queda logra salvarse? No, eso no. Yo no pierdo.
Respiré profundo, coloqué una silla en la puerta para que sirviese de palanca y me acerqué a ese hombre desnudo atado de brazos y piernas.
Hice lo que tenía que hacer y, luego, para acabar, acaricié su rostro y le di un asqueroso y profundo beso. Lo atravesé con el cuchillo. Éste agonizó, mientras yo abría la herida. Murió.
Moví la silla y me acomodé en un rincón, abrazando mis rodillas… hasta que alguien lo hiciese: hasta que llegara una patrulladornas.
ja y me acerqure, jugos y un horripilante olor! ¿Qu de policía. Nunca olvidaré sus graciosas caras cuando vieron el escenario.
Uno vomitó tras ver que había pisado accidentalmente un ojo. Tenía que aguantarme porque iba a estallar a carcajadas. Ese lugar era un almacén de cadáveres, más viejos y más nuevos. Sí, era mi almacén: ahí llevaba a niños y adultos, acumulados cual montaña. Pero no soy idiota: lo hice muy bien desde un principio, para nunca parecer culpable. Sí, me victimicé, culé a ese último hombre: confesé falsamente que sólo lo maté a él por defensa propia.
Ahora estoy saliendo del juicio y tengo tantas ganas de reír…
                                                                                     JUDITH , 3º C



No esperaba a nadie. Entonces abrió la puerta…
… de su cuarto y no había nadie. A eso de la media hora volvieron a llamar a su puerta. Él volvió a abrir y de nuevo no había nadie. Ya empezó a asustarse y se metió en su cama tapado hasta arriba.
Al poco tiempo, volvieron a llamar. Se quedó asustado porque tenía mucho miedo. Entonces, la puerta se empezó a abrir y a cerrar. Luego pegaron un portazo. Jaime ya estaba demasiado asustado y no podía llamar a su vecino. Tenía miedo de salir de su cuarto.
Ya no se escuchaba nada. Se atrevió a salir de casa y fue hasta la de su vecino Ismael. Allí le contó lo que había pasado.
Su vecino, extrañado, no le dio ninguna respuesta para eso. Entonces le dijo:
-         Vete a casa a descansar y deja de soñar, que es muy tarde.
Jaime se fue a casa. El miedo se apoderaba de él mientras subía las escaleras. Al abrir la puerta de su cuarto, vio acostado en su cama a una persona. Era su primo, que le estaba gastando una broma.
                                                           DIEGO , 3º C



No esperaba a nadie. Entonces, abrió la puerta.
Cuando vi que la puerta se abría, estaba un poco asustado porque no había nadie más en casa. Era mi hermano mayor que había vuelto de Estados Unidos para estar de vacaciones con nosotros ya que le habían dado días libres en su nuevo trabajo.
Aprovechando que era el cumpleaños de nuestra madre, mi hermano decidió preparar una fiesta sorpresa y me pidió que llamara a todos los familiares posibles.
Fui a comprar máscaras y serpentinas, pasteles y bebidas y decoramos la casa como nunca.
Tras la llegada de los familiares, llegaron nuestros padres y les dimos la mejor sorpresa de sus vidas: mi madre no paraba de llorar de la alegría…
Estuvimos todos esos días sin desaprovechar ni un minuto con mi hermano e hicimos todo lo que él necesitaba o le gustaba hacer. Pero llegó el día de la despedida, lo llevamos al aeropuerto y volvimos a la rutina.
Espero que pronto se vuelva a abrir la puerta cuando no espere a nadie.

                                                           IGNACIO , 3º C



No esperaba a nadie. Entonces abrió la puerta.
No esperaba que iba a llegar alguien tan especial y de repente llegó él: una persona tan maravillosa que cambió su vida por completo.
Era tan inesperado y tan pronto que le dio un enorme vuelco a su vida: llegó la persona más adecuada a su vida. Ella siempre había escuchado lo bonito que era estar con alguien y que el amor siempre aparecía de la nada cuando no era esperado. Y se dio cuenta de que era verdad todo aquello que siempre había oído. En aquel tiempo se sintió afortunada por tenerlo a su lado, porque le hacía sentir como si estuviera en el aire.
Hoy, él no está a su lado, porque está de viaje… pero daría lo que fuera por tenerlo cerca. Cree que en la vida pasan muchas personas, amistades, familiares… pero cuando se está enamorado y este se va, todo se vuelve oscuro, necesita que pase pronto el tiempo y vuelva a estar en ese paraíso que han creado juntos.
                                                           ELENA , 3º B


lunes, 16 de abril de 2018

Textos con un mismo comienzo: No esperaba a nadie...






No esperaba a nadie. Entonces abrió la puerta.
Venía encapuchado, no sabía quién era… Me tapó la boca, me ató las manos y me enceró en el sótano.
Me llevé días y días… sin comer y sin saber qué haría conmigo.
Sonó el teléfono. Pude cogerlo y pedir ayuda.
Llegó la policía a mí, pero en la casa no había nada: ni muebles, ni huellas, ni rastro de lo que allí me había sucedido.
                                                         ALBA MARÍA , 3º C




No esperaba a nadie. Entonces abrió la puerta
Y de repente vio una cara conocida, pero en ese momento no sabía quién era. Esa persona se abrazó a él y fue ahí cuando se dio cuenta de quién era y por qué lo abrazaba. Lo reconoció por su perfume.
Hacía dos meses que había sufrido un accidente y, desde entonces, padece una enfermedad que le hace perder la memoria.
Aquella persona era su primo. Desde pequeños estaban muy unidos, pero, al hacerse mayores, se separaron por trabajo.
Empezó a recordar poco a poco todos los momentos vividos juntos y se emocionaron.
Desde ese momento, todos los días se llaman y siempre están el uno para el otro en lo bueno y en lo malo.
                                                         Mª YOLANDA , 3º C



No esperaba a nadie. Entonces, abrió la puerta.
Era mi hermano, como siempre. Otra vez entrando en mi cuarto sin llamar a la puerta.
Me preguntó:
-         ¿Quieres jugar conmigo?
Yo le respondí que no, que se fuera de mi cuarto.
Me quedé feliz en mi cama y abrieron de nuevo la puerta y me dije “otra vez, mi hermano el pesado”. Entró en la habitación, pero esta vez era mi madre preguntándome si ya había cenado. Le dije que sí y que no vea si eran pesados entrando en mi cuarto.
Me iba a dormir ya, porque tenía al día siguiente instituto. Mientras estaba durmiendo, escuché un ruido en mi habitación y me asusté. Se acercó hacia mí, agarró mis sábanas y me las quitó. Pegué un bote en la cama y salí corriendo hacia la habitación de mis padres. Me acosté con ellos y ahora también abrieron su puerta.
Alguien entró y vino hacia mí. Le planté cara y le di con la almohada en la cara y me quedé sorprendido al ver que era mi hermano… al final estuvo jugando conmigo, como él quería.
                                               JUAN JOSÉ , 3º A




No esperaba a nadie. Entonces abrió la puerta.
Y ella apareció. Era fea, un poco bajita, algo desdentada, canosa y muy cansina. La llamaban “mi suegra”. Entró e inmediatamente subió a la habitación de arriba sin decir ni mu.
Subí para ver qué hacía. La vi entrar en el baño y, al seguirla, me dijo angustiada:
-         ¿También entras conmigo?
Dejó un olor horrible, pero me echó la culpa a mí.
La vergüenza me recorría todo el cuerpo. Así que cogí una cerveza de la cocina y me puse a ver la tele con los niños.
Vino de nuevo hacia mí y me preguntó que qué quería comer. Le respondí lo que nunca le debes responder a una suegra:
-         Una hamburguesa del McDonalds
Se sorprendió y sacó el móvil. Empezó a enseñarme vídeos de cómo se hacían las hamburguesas y, al verlo, sinceramente se me quitó el hambre, así que le dije amablemente:
-         ¡Vete de mi casa, vieja!
Se fue enfadada y le dijo a su hija que la había echado de casa. Entonces me tocó dormir una semana en el sofá.
                                                                        SAMUEL , 3º A



No esperaba a nadie. Entonces, abrió la puerta.
Vi una sombra acercándose hacia mí. Me puse muy nerviosa y asustada. Realmente no sabía qué hacer… ¿quién sería?
Cogí lo primero que encontré en mi habitación: la almohada. Igual sí venía con la intención de hacer algo malo. Al menos, se la podría tirar y darme tiempo a coger otra cosa más contundente o salir corriendo… porque mucho daño no le iba a hacer.
Aquella forma misteriosa fue cobrando forma y no era lo que yo esperaba, la verdad.
-         ¿qué haces aún despierta?
Se encendió la luz y vi a… ¡mi madre! Y yo pensando en que me iba a matar…

                                                                      ANA  3º A